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En Honduras se están violando día tras día los derechos humanos y realizando detenciones masi vas, frente a la mirada pasiva de los Estados Unidos y de la Comunidad Internacional. Si bien es cierto que la semana pasada todos los gobernantes de todos los países del mundo condenaron unánimemente el golpe de Estado en Honduras, en el marco del Consejo de las Naciones Unidas (ONU), la Comunidad Internacional no ha movido ni un dedo para solucionar la crisis.
En Honduras cerca de 7.000 soldados y 10.000 policías siguen en las calles reprimiendo duramente a los manifestantes pro Zelaya. Extra oficialmente, las muertes en el país centroamericano ascienden a decenas desde que llegó el presidente depuesto Manuel Zelaya a Tegucigalpa, donde se encuentra refugiado en la Embajada de Brasil. De hecho, hoy la agencia EFE denunciaba que una joven estudiante de derecho murió a causa de los efectos de los gases lacrimógenos lanzados por los militares. Oficialmente, tan sólo ha habido dos muertes una de un anciano que bajo a una pulpería a comprar un refresco y accidentalmente quedó atrapado en un enfrentamiento entre militares y manifestantes y la de un joven de 19 años, que fue disparado por no pararse en un retén policial.
Además, Berta Oliva, del Comité de Familiares Detenidos Desaparecidos de Honduras denunciaba el martes, en una conferencia telefónica a periodistas de San José de Costa Rica, que en Honduras se están realizando detenciones arbitrarias y al azar. La justificación, la violación del toque de queda o participar en un manifestación para el retorno del presidente elegido en las urnas. Oliva aseguró que el Estadio Nacional de fútbol en Tegucigalpa se había convertido en un centro de detención, en el que había cerca de 200 personas. Además subrayó que en todos los cuarteles policiales había decenas de detenidos y que hay sitios que “se han convertido en campos de detención al estilo nazi”.
Por su parte, Tirza Flores, de la Asociación de Jueces para la Paz, informó que en los alrededores de la Embajada de Brasil el gobierno golpista ha cortado la luz, el agua y la electricidad. Vecinos que se han quedado desamparados, su único pecado vivir cerca de donde se refugia Zelaya.
Mientras, dentro de la Embajada de Brasil la situación es pésima. Los militares no dejan acercarse a la Cruz Roja a la zona. Dentro del edifico, en el que se encuentran refugiados más de un centenar de personas, escasean los alimentos y las medicinas. Por si fuera poco, ahora se enfrentan a problemas de salud por culpa de unos gases tóxicos que los militares lanzaron dentro de la Embajada y que, entre otras cosas, contienen un alta concentración de cianuro que está provocando diarreas y hemorragias a los que se encuentran dentro del edifico.
La Organización de Estados Americanos (OEA) hoy envió a Honduras una comisión para encontrar una salida pacífica a la actual crisis política que vive sumergida el país. El gobierno de facto ha expulsado a cuatro de los integrantes de la comisión y a otros cinco los ha retenido durante seis horas en el aeropuerto, informó hoy France Press.
El mediador de la crisis, el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, decía que era muy difícil encontrar una salida pacífica al conflicto hondureño por la intransigencia del actual presidente golpista, Roberto Micheletti. El problema es que si la comunidad internacional no presiona a la administración de facto para que restaure el orden constitucional y político, los golpistas no saldrán por su propio pie del trono. En toda esta crisis se está echando de menos una comunidad internacional fuerte que actúe contra la actual violación de los derechos humanos y de los valores democráticos que se está dando en esta nación. Pero lo que aún se está echando más de menos es que Estados Unidos, el país con más inversión extranjera en Honduras, denuncie el golpe de estado y tome acciones para que el país centroamericano pueda volver a la normalidad y restablecer la democracia.
Núria Segura
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